Un encuentro inesperado
¿Un día gris o un día maravilloso? Depende de cómo se mire, porque un día puede cambiar varias veces de color. Desde una multa extraña hasta una visita al dentista puede ser la ocasión propicia para un reencuentro inesperado.
Normal 0 21 Era un día soleado de principio de primavera. Salía de la prótesis dental aún hacía efecto, mi lengua estropajosa no era capaz de articular palabra. Al otro lado de la línea el policía pensó que intentaba bromear y contestó amenazante? me apresuré a pedir disculpas como pude y colgué.
¿Qué hacer? Con la alegría con la que había salido de la clínica dental, Madrid ahora se ponía en mi contra. Pero no pensaba pagar una multa indebida, y tampoco podía quedarme cruzada de brazos hasta que la anestesia me permitiera hablar
Las maravillosas casualidades
Entonces pasó por allí una pareja de agentes municipales. Los paré y? ¡uno de ellos resultó ser uno de mis mejores amigos de la infancia! Hacía muchísimos años que no nos veíamos, y los dos nos sorprendimos de la enorme casualidad de habernos reencontrado en una ciudad tan grande. Les expliqué mi problema con la multa, y vieron que el error estaba en que la sanción no era para mí. Era para un coche con una matrícula diferente. Probablemente algún gracioso había cambiado el papel de un parabrisas al otro.
Y cómo él estaba de servicio, quedamos en cenar juntos con nuestras respectivas familias para el siguiente sábado y recordar viejos tiempos. Así que gracias a mi recién estrenada prótesis dental tuve un maravilloso reencuentro inesperado.