Relación de la flora intestinal con la salud mental
Quizá no conoces del todo la importancia de establecer un ecosistema saludable en el cuerpo humano, después de todo, lo unico que estamos acostumbrados a escuchar es lo malas que son las bacterias para nosotros, ellas son las que nos enferman pero,¿ te has puesto a pensar alguna vez si esto es del todo cierto? Dependemos de las bacterias en nuestro cuerpo, las necesitamos para digerir los alimentos y para la fabricación de algunas vitaminas, si no se encuentran en un balance adecuado…
Como seres humanos servimos de casa a miles de diferentes especies de microbios, algunas estimaciones son que, de hecho, tenemos más bacterias que células en nuestro cuerpo, los científicos están reportando que existen tres ecosistemas microbianos distintos en los tractos digestivos de personas que se estudiaron recientemente.
Estos tres ?enterotipos? como los llaman no muestran relación alguna con la raza, el sexo, el peso, la salud o la edad de las personas estudiadas. Sugieren que la razón puede ser que los intestinos de los infantes simplemente son colonizados con diferentes cepas de microbios, los cuales lo alteran para que, consecuentemente ciertas especies lo colonicen.
Se menciona que las funciones de estos enterotipos son el sintetizar diferentes tipos de vitaminas, por ejemplo, el enterotipo 1 produce más enzimas para fabricar vitamina B7 o biotina y el numero 2 produce más enzimas para fabricar vitamina B1 o tiamina. Este hallazgo es, por lo tanto, muy interesante, particularmente porque puede llegar a lograr el concepto de medicina individualizada, es decir, que los pacientes pueden ser tratados con diferentes dietas y medicamentos según su enterotipo especifico, lo cual optimizaría la salud del paciente en cuestión.
Considerando que los intestinos contienen alrededor de 100 trillones de bacterias, puede sorprender que existan tres categorías definidas de ecosistemas bacterianos en el intestino humano.
Las bacterias intestinales ayudan:
- En la digestión de los alimentos
- En la absorción de los nutrientes
- A sintetizar vitaminas.
El enterotipo de una persona no parece tener conexión alguna con el género, la edad, índice de masa corporal o raza, aunque el enterotipo 1 parecía ser más prominente en individuos Japoneses, aunque la muestra analizada fue pequeña. Otro dato importante es que la presencia de bacterias capaces de desdoblar los almidones aumentó con la edad.
¿Pero por qué es todo esto importante? ¿Por qué nos tenemos que preocupar por qué tipo de flora tenemos en nuestro tracto digestivo? La principal razón es porque nuestra salud depende de ese balance de bacterias benéficas.
LA CONEXIÓN ENTRE EL TRACTO DIVESTIVO Y EL CEREBRO
Actualmente se está manejando el concepto del ?segundo cerebro?, ya que las bacterias benéficas además de ayudar en la digestión de los alimentos tienen la habilidad de influenciar el carácter, el estado mental, el estado de ánimo y el comportamiento de una persona. Diversos estudios han probado que un sistema digestivo sano refuerza un enfoque positivo y un buen comportamiento, mientras que la depresión y otros problemas de comportamiento han sido ligados con un mal balance de flora intestinal benéfica. Y los autores concuerdan en que esto se debe a que la microflora intestinal juega un papel crucial en la comunicación entre los intestinos y el cerebro.
La conexión intrínseca entre los intestinos y el cerebro se vuelve más fácil de entender una vez que entiendes que tu cerebro y tu sistema digestivo están creados a partir del mismo tipo de tejido. Durante el desarrollo fetal, una parte se convierte en el sistema nervioso central mientras la otra se desarrolla en el sistema nervioso entérico. Los dos sistemas están conectados mediante el nervio vago, el decimo nervio craneal que baja del tallo cerebral al abdomen y conecta ambos cerebros, de hecho, ambos trabajan en sincronía, influenciándose mutuamente.
Es muy interesante el hecho de que ciertos neurotransmisores, como la serotonina, se encuentran también en el intestino, de hecho, la mayor concentración de serotonina, la cual está involucrada en el control del estado de ánimo, la depresión y la agresión se encuentra en los intestinos, no en el cerebro. Los intestinos contienen también alrededor de 100 millones de neuronas, más que incluso la médula espinal o el sistema nervioso periférico.
Como lo menciona Adam Hadhazy, publicado en el Científico Americano del año pasado, ?el sistema es demasiado complicado como para pensar que su única función es empujar las cosas fuera del colon?. Por ejemplo, los científicos estaban muy sorprendidos de saber que alrededor del 90% de las fibras del principal nervio visceral, el vago, llevan información del intestino al cerebro y no viceversa. Se sugiere también que gran parte de nuestras emociones probablemente son influenciadas por los nervios en nuestros intestinos.
Otro punto importante es que quizá los tratamientos contra la depresión que se enfocan en tratar la mente afectan de manera no intencionada al intestino. El sistema nervioso entérico usa más de 30 neurotransmisores, igual que el cerebro. Debido a que los antidepresivos incrementan los niveles de serotonina puede ser que estos también causen cambios químicos en los intestinos los cuales pudieran provocar trastornos gastrointestinales como un efecto secundario.
Al saber todo lo anterior, parece perfectamente claro que se debe nutrir la flora gastrointestinal para lograr una adecuada función de la serotonina, ya que eso puede tener un profundo impacto en el estado de ánimo, la salud psicológica y el comportamiento.
PROBLEMAS GASTROINTESTINALES LIGADOS A TRASTORNOS NEUROLOGICOS
No es poca la evidencia que sugiere el papel que juegan los trastornos gastrointestinales en una gran variedad de enfermedades neurológicas, incluyendo el autismo. El Dr. Andrew Wakefield es solo uno de los muchos en investigar la conexión entre los trastornos del desarrollo y los problemas gastrointestinales. El ha publicado alrededor de 130-140 artículos buscando el mecanismo y la causa de las enfermedades inflamatorias de los intestinos y ha investigado de manera extensa la conexión entre el cerebro y los intestinos en el contexto de los niños con autismo. Por ejemplo, la intolerancia al gluten es a menudo una característica frecuente de estos niños y ellos se benefician por lo tanto cuando se les alimenta con una dieta estrictamente libre de gluten. Muchos de estos niños tienden a mejorar también cuando se les dan probióticos, ya sea en forma de suplemento o de alimentos fermentados.